El mercado de petróleo ha dado comienzo a este año en una posición que pocos analistas habían previsto. Pese a los intensos recortes de producción de la OPEP y Rusia, que además han contado con el ‘apoyo’ del aumento de la prima de riesgo geopolítica, el barril de Brent cotiza por debajo de los 80 dólares. Durante buena parte de 2023 se hicieron previsiones que incluso colocaban al Brent holgadamente por encima de los 100 dólares. ¿Qué ha pasado en el mercado para que el precio del barril esté tan lejos de esos vaticinios? Los productores ajenos a la OPEP+ (OPEP más Rusia y sus aliados) han logrado compensar, en buena parte, los recortes del cártel. Además, estos productores seguirán, probablemente, incrementando su bombeo de crudo y derivados (NGLs) este 2024.
Así lo destacaba la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en su último informe del año: “El suministro récord de Estados Unidos, Brasil y Guyana, y el fuerte aumento de la producción de petróleo iraní, junto con la disminución de la demanda, ha llevado a algunos miembros de la OPEP+ a anunciar recortes más amplios para la primera parte de 2024, para evitar un posible aumento de inventarios”.
Los precios del crudo, aunque no se encuentran donde desearía la OPEP, han sido lo suficientemente altos como para generar los incentivos suficientes para incrementar el bombeo en países que suelen incurrir en unos mayores costes de producción. Esto seguirá sucediendo en 2024, salvo que el precio del crudo se hunda. Así, la AIE cree que EEUU volverá a ser el mayor productor del mundo de petróleo, con unos 19,63 millones de barriles diarios (mbd) de crudo y NGLs (de los poco más de 100 millones de barriles que consume el mundo cada día) en el primer trimestre del año. La AIE realiza sus cálculos incluyendo los NGLs, que son hidrocarburos pesados, producto de la extracción de crudo y gas, que se utilizan en las refinerías con input de producción o también para la fabricación de plásticos.