Las actividades de hidrocarburos siguen detenidas y la conflictividad ha escalado peligrosamente y podría empeorar.

Desde hace más de un mes las actividades de la industria de hidrocarburos en Loreto se encuentran sitiadas por el reclamo de las comunidades que exigen al Gobierno el cumplimiento del Plan de Cierre de Brechas que les fue prometido para atender sus necesidades en salud, educación, infraestructura y capacidades para desarrollarse.

La protesta ha escalado peligrosamente, no solo se han tomado instalaciones, sino que se han retenido embarcaciones cargadas de crudo, bloqueado el transporte fluvial y terrestre, quemado vehículos y se mantiene firme la amenaza por parte de los protestantes, de radicalizar estas acciones si es que el presidente de la República no cumple con su promesa de escucharlos y atender sus pedidos.

La Presidencia del Consejo de Ministros es la encargada de monitorear el cumplimiento de cierre de brechas a través de su viceministerio de Gobernanza, por lo tanto, le corresponde asistir al jefe de Estado en este llamado, responder por los incumplimientos, tomar acción efectiva para que los proyectos de inversión se ejecuten y acordar mantener un clima de paz sostenible. Darle la espalda a esta situación como hasta ahora no es la solución.

A pesar de los graves hechos de violencia cometidos, las autoridades competentes para actuar en estos casos, nos referimos a la Fiscalía, la Dirección de Capitanías de Puertos y la Policía Nacional no han actuado con la debida diligencia para prevenir oportunamente y hacer un trabajo disuasivo que impida la concreción de las amenazas, lo que ha permitido el caos y desgobierno que ahora se vive en esta región.

Es momento que el Gobierno actúe en varios frentes de acción para restablecer el orden público en Loreto, cumplir con los compromisos que mantiene latentes con las comunidades e informarles con absoluta transparencia el por qué de los retrasos y cómo lo está resolviendo.

Advertimos del riesgo de que la situación empeore y se tomen otras acciones que pongan en peligro la seguridad energética de toda la región lo que provocaría una situación mucho más grave.