El mercado energético peruano ha experimentado una transformación significativa durante las últimas décadas. La explotación del yacimiento de Camisea (Cusco) marcó un hito en la diversificación de la matriz energética, permitiendo que el gas natural y el GLP tengan un mayor posicionamiento en la demanda nacional. Sin embargo, el país aún enfrenta riesgos importantes debido a su alta dependencia de combustibles importados, especialmente el diésel, lo cual genera severas implicancias económicas y sociales.